Le cheminement intérieur de Marthe Robin est dévoilé grâce à la publication de son "Journal". Découvrez-le en ligne...
SU HERENCIA
La herencia de Marta Robin es inmensa. Se percibe hoy en día a través de numerosas comunidades o movimientos de la Iglesia, pero especialmente a través de los Foyers de Charité, comunidades fundadas en 1936 junto al Padre Jorge Finet. Además, miles de peregrinos buscan cobijo en la finca pequeña de Châteauneuf-de-Galaure donde vivió.
Hasta el fin del mundo, seré el apóstol del Amor.
Mientras queden en la tierra hombres sufriendo, luchando (...), intercederé por ellos, vendré a amarlos, a socorrerlos.
La herencia más evidente de Marta Robin son, por supuesto, los 76 Foyers de Charité repartidos por el mundo. Esos “Foyers de Luz, de Caridad y de Amor” son comunidades formadas por sacerdotes y laicos que viven como en familia y que acogen a todos los que lo desean para vivir retiros espirituales de seis días: “Algunos creen que ya no tienen la fe, pero la tienen bajo las cenizas. Hay que soplar para avivar la llama”.
Más allá de esa inmensa obra, Marta recibió, entre las decenas de miles de visitantes venidos a buscar consejo, a muchas personas cuya vocación maduró a su lado. Hay que entender el término “vocación” en sentido amplio: sacerdotes, religiosos, consagrados, ¡pero también parejas a las que fortaleció o consoló, y jóvenes orientados felizmente hacia el matrimonio!
Sin embargo, entre esos visitantes también estaban los fundadores de algunas de las comunidades más importantes nacidas en la segunda parte del siglo XX y en particular, con el impulso del Concilio Vaticano II, a los que acompañó en su reflexión. Entre ellos se encuentran Jean Vanier (El Arca), Pierre Goursat (Comunidad de Emmanuel), el fray Marie-Dominique Philippe (Hermanos de San Juan), el Padre Laurent Fabre (Chemin Neuf), entre otros...
Marta no se consideraba un oráculo que hacía cumplir arbitrariamente la voluntad de Dios en aquellos en quienes sentía una vocación para emprender una nueva iniciativa. Al contrario, los ayudaba a discernir el plan de Dios mediante un acompañamiento alegre y humilde, una oración y una reflexión común. Todos los que se acercaron a ella mencionan su sencillez y sentido común, arraigado en lo real: lo que ella permitió que naciera en esos fundadores no es una excepción a la regla.
Hoy en día, la influencia de Marta sigue atrayendo decenas de miles de peregrinos a Châteauneuf-de-Galaure, a la finca en la que se pasó toda la vida. Al venir a cobijarse en su pequeña habitación, se sienten más cerca de Dios. Los cristianos ven en esto una señal de que, en el Cielo, Marta sigue actuando, tal y como había dicho.