Su herencia

En Châteauneuf-de-Galaure, la habitación de Marta y la finca en la que vivió durante toda su vida todavía se conservan. La habitación sigue como estaba cuando ella vivía allí. Los que venían a verla en vida buscaban a su lado el consuelo, el discernimiento y la oración. Si Marta estando viva pudo consolar, fortalecer o rezar por todos los que la visitaban, ahora podemos experimentar el misterio infinitamente gozoso de la Comunión de los santos: Marta, que siempre quiso obrar por la Salvación del mundo entero, lleva hoy más que ayer nuestras oraciones a Dios.

En su habitación, que se mantiene en la penumbra exactamente como cuando ella estaba allí, reina un ambiente propicio para el recogimiento y la austeridad espiritual. Todavía está la cama en la que permaneció durante tantos años, fotos de su familia, algunos objetos piadosos... Varias sillas de paja permiten sentarse y dejarse apaciguar por la serenidad del sitio.

Venir a casa de Marta es también encontrar a personas cuya vocación guio. Es tomarse tiempo para centrarse, con miembros o amigos de los Foyers de Charité, en la propia vida espiritual. Encontrar un momento de descanso, solo o acompañado por personas que le escuchan.

Para leer:

• Los Foyers de Charité
• Las comunidades relacionadas con Marta Robin